By Gabriel Carrión, escritor.
Llevamos desde el pasado lunes 16 de marzo en Estado de Alarma, y desde ese mismo instante el aparato que controla a los 445.568 políticos que tenemos en este país se ha puesto en marcha para controlarnos, vigilar nuestros movimientos y meternos miedo. Sobre todo meternos miedo. Y lo peor de todo es que de sus propios errores no aprenden. Son demasiados los políticos a mandar, con sus ideologías particulares y sus propias aventuras, algunos incluso con sus propios y espúreos intereses.
Ya habrá tiempo de hablar de si son necesarios o no 445.568 políticos en nuestro país. Creo sinceramente que no, que sobran muchos y en momentos como estos más. Lo demuestran con su incapacidad para mantener el tipo y no petardear entre ellos con proclamas inútiles que solo asustan a la población. Sin mencionar a los políticos bastardos, esos que desde cualquier ideología crispan sin fuste para que reine el desorden. En otro artículo publicado en www.ladamadeelche.com titulado «Los datos no engañan», comento algunas cuestiones más sobre este tema, pero aquí si me lo permiten desearía comentar algunas cosas sobre porque nos meten miedo.
¿Por qué desde el primer día se nos bombardea con noticias truculentas sobre las muertes acontecidas debido al virus Covid-19? ¿Por qué asistimos a un parte de guerra en una batalla donde nos confinan y nos alimentan de miedo? ¿Por qué debemos asistir a que generales, en vez de Virólogos, Biólogos, y Médicos, que llevan toda la vida combatiendo una pandemia tras otra, nos asusten con un lenguaje bélico que no es interesante para nadie?
«Esta guerra la vamos a ganar», «muchos caen pero resistiremos», etc. Un lenguaje del que se han contagiado políticos con cargo y con cartera con toda naturalidad. Y a todo ello, como un ejercito de voceros, periodistas de diferentes medios sirven de amplificadores en una estructura de información organizada para desinformar, o para, al menos, informar mal. ¿Por qué? Quizá para que el ciudadano, ese tonto por ciento de gente que sólo desea, como decía el grupo de Folk, Jarcha «su pan, su hembra, y la fiesta en paz». No acepto ese lenguaje y no acepto el parte de guerra con los meta datos que nos cuentan cada día sobre muertos, porque sólo transmiten miedo.
¿Es que no saben comunicar mejor? ¿Quién crea la estrategia?
Hable con quien hable, todo el mundo parece asustado y el miedo es tan fascinante como peligroso. Aportando sólo un dato, que amplio en el artículo antes referido de www.ladamadeelche.com, el porcentaje de fallecidos en comparación con la población española es del 0,0155 por ciento. El de contagiados del 0,18 por ciento, amén de los más de 16.000 curados a día de hoy. ¿Ese índice es positivo o negativo? Quizá la respuesta esté en lo que comento en el artículo ya citado.
Tengo claro que por mi preparación y por que llevo desde 1985 manejándome con grandes comunicadores, se que se pueden hacer las cosas de otra manera, pero imagino que alguien empoderado en estos momentos habrá dicho que es mejor que la población tenga miedo. Entiendo que en una sociedad como la nuestra donde tanto político se ha dedicado más a robar que a preocuparse por otras cuestiones, nos deben ir bombardeando con cifras para que no nos de tiempo para hacernos preguntas, sobre la falta de material en los hospitales, sobre si los fallecidos son culpa de los grandes acontecimientos permitidos en el fin de semana del 8 de marzo, etc., por que el miedo atenaza, desborda y deja en suspense el intelecto, sobre todo a muchas personas que se quedan con el ruido.
Aquí los que tenemos claro que merecemos un aplauso somos los ciudadanos, sea cual sea el oficio que desempeñemos y enaltecer a quienes están en la primera fila ahora, me parece futíl y vacuo. Yo estaría desolado por las víctimas de esos políticos de cualquier sino, inútiles que se han enredado en el ruido de los votos, cuando tenían que trabajar en procurar soluciones al pueblo que les paga. Por que al final será ese pueblo, ahora invisible, quien se tendrá que apretar el cinturón durante los próximos cuatro o cinco años más para saldar la deuda que nos acarreará todo esto y para pagar sus sueldos ideológicos.
Mire usted yo no tengo miedo, entiendo que hay que hacerles caso, tienen el BOE del Estado y los regionales, pero sepan, de verdad, que cuando esto pase, quien va a tener que dar el do de pecho y currar y pasarlas putas no van a ser ustedes, que pueden permitirse el lujo de estar rodeados de seguridad policial y sanitaria, sino los que ahora improvisan mascarillas con lo que pillan y se construyen estrategias para no tener miedo. Aunque cuando les ven colgados de medallas al pecho o portando noticias funestas, personas que tienen 87 o más como mi madre, pasan miedo, y eso no lo voy a perdonar. Nunca.
Seamos prudentes, mantengamos la calma y hagamos vida en los balcones pero sin olvidar a los que se están yendo por falta de respiradores en los hospitales y de medios para investigar en este país la peligrosa gripe que sobretodo afecta a la historia viva de nuestra tierra. Ya habrá tiempo de pedir cuentas.
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