by Gabriel Carrión, escritor.
Del 10 de marzo hasta el 12 del mismo mes, por cuestiones médicas, estuve en un hospital de la red pública de la Sanidad española. El trato del personal sanitario como siempre, frío y a veces escaso. Siempre he tenido la desafortunada sensación de resultar una molestia, por ello no suelo frecuentar mucho el panorama sanitario español. En aquellos días, con el COVID-19 deambulando por el mundo, subido en aviones, saltando de frontera en frontera, sin recomendaciones de la OMS (una organización miserable, según mi criterio) los sanitarios no sabían como actuar, ni que comentar en relación al protocolo a seguir. No había, de hecho ningún tipo de indicación; pero entre el 10 de marzo y el 12, los muertos comenzaron a amontonarse encima de la mesa de los políticos y por lo tanto había que hacer algo. Se montó un estado de alarma y el día 15 de marzo, es decir 39 días antes de hacer este artículo comenzaron a implementar un protocolo tardío que sólo ha servido para sumirnos en la ruina emocional y económica.
En estos 39 días se nos ha confinado, luego encerrado y por último, se nos ha educado para que consideremos que todo lo que ocurre es natural, y no lo es. Pero no se puede hablar muy alto dado que la maquinaria del poder no desea que nadie le estropee la foto. Censura y más censura, multas y más multas y si protestas, eres de ultraderecha o fascista. Un discurso manido y poco serio sobre todo cuando se pongan sobre la mesa los datos de muertos y de infectados, cuando ésto acabe y la justicia, por muy controlada que esté, no tenga más remedio que actuar. No voy a entrar en profundidad en el tema, dado que entraremos en el futuro para contar con datos cuanto ahora nos ocultan. Sin embargo si es conveniente comentar una cuestión sobre la que se está pasando de puntillas y es la cifra de sanitarios con COVID-19 que a día de hoy, según los noticiarios y las fuentes oficiales, estaría por encima de los 35.000. ¿Cuales son las causas?
Lo primero que se debe decir es que los sanitarios han sido utilizados por el sistema político de manera deleznable. Desde el primer momento fueron, no sólo una fuente de contagio, sino los más contagiados. Una fuente de contagio por haber estado desde principios de febrero asistiendo en hospitales a personas, de toda condición, sin las elementales medidas de protección, y no nos engañemos, sin las medidas higiénicas adecuadas. Los hospitales se limpiaban, pero en cuanto a la desinfección dejaban mucho que desear. Lo segundo han estado faltos de material durante los primero días de la subida de la pandemia, es decir, desde el 22 de marzo hasta hoy. El 25 de marzo en todos los medios nacionales, pongo aquí un enlace al diario El Mundo ( https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/03/25/5e7a31a5fc6c83a2558b45f3.html ) del 25 de marzo, donde se escandaliza dicho diario de que hubiera cerca 5.400 contagiados sanitarios sobre 40.000 infectados, un 13%. Si ustedes hacen números verán que los 14 días de incubación, desde el fin de semana del 8 de marzo, el fin de semana de las grandes manifestaciones de todo tipo, habían dado paso a estas cifras. En aquellos momentos, todavía el material que tenían los sanitarios no era el adecuado, y no había para todos. Se echaban en falta guantes, mascarillas, batas, etc., pero sobre todo test para saber si estaban o no infectados.
Son culpables los sanitarios de haber sido un vector de contagio, rotundamente no. Pero si deben tener claro que al final de este recorrido, si de verdad quieren ser héroes, les recomiendo que no se dejen comprar por prebendas económicas. Nadie mejor que ellos para sacar los colores a los inefables políticos que han estado jugando con ellos. Material deficiente, comprado a los proveedores de siempre, retraso en las acciones y en la toma de decisiones. y un largo etc. donde no voy a mencionar a los sanitarios que han fallecido, porque hasta ahí quiero llegar, pues cuando el dolor se disipe, será entonces momento de sacar la ira que el dolor produce. Repito deben ser los sanitarios los que den un paso al frente y se planten contra quienes dan cifras y esconden la verdad sobre su mala gestión, los políticos.
La realidad supera con creces la ficción y los horrores y el miedo sufrido por muchos sanitarios deberá salir a la luz, sobre todo porque ese dolor y esa rabia debe ser proyectada sobre los verdaderos culpables. Fueron un vector de contagio, pero no olvidemos que también han estado ahí dando el callo. Y esta es la respuesta al porque existen tantos sanitarios contagiados. Al principio por la falta de medios y porque entraron en contacto en los hospitales con personas que muy probablemente ya estaban infectadas, y así se creó una desafortunada cadena, hubo otras, claro que si, pero esa fue importante sobre todo por la cifra. Y luego porque les llegó material deficiente. ¿Cómo pueden entrar en el sistema sanitario tantas mascarillas defectuosas y que nadie haya dimitido? Ese es el nivel de este país, donde la vida de ancianos o sanitarios no son importantes, lo importante es la estadística, esa famosa U que debe quedar bonita en los directos de la televisión.
Podrán decir de este artículo que es tendencioso o negativo, Tremendo, pero los datos están ahí y la marea no la van a poder parar, por muy miserables que se vuelvan. 1.000 sanitarios en Murcia recluidos por utilizar mascarillas defectuosas, algunas enfermeras pidiendo a psicólogos que les den una cita en un lugar lejano para poder salir de Madrid, un traumatólogo que me confirma ante testigos que desafortunadamente si han sido un vector de contagio. En definitiva que la oscura noche para la información debe continuar iluminada por la verdad, pero sobre todo por la verdad de los sanitarios que no deben callar, ninguno y, repito, espero que la justicia, cuando llegue el momento comience a actuar.
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